Si me preguntasen por ejemplo, cuál es uno de mis lugares favoritos yo diría
sin duda la plaza de Begíjar y su entorno, un pueblo pequeño rodeado de
un mar de olivares donde he vivido la mayor parte de mi vida.
Pasear despacio por la plaza,
antiguo escenario de recreos escolares, de puestos del mercado, del castillo de
fuegos artificiales y de bailes festivos, de un pasado que no vuelve pero que
permanece en el recuerdo, una bella plaza en el centro de un pueblo, que a la vez es centro del Santo Reino.
Testigo de mis juegos infantiles, el camino a mi casa, mi refugio, el sentir un
vuelco en el corazón cuando después de un tiempo contemplo la Iglesia, enclavada
en un paisaje que siempre está en mi corazón y al que siempre quiero regresar.
¿Y qué es lo que hace a esta céntrica
plaza tan especial? Ser parte integrante de un conjunto histórico
que conserva en la mayor parte su traza urbana original, albergando viviendas
con mampostería encalada, en la que destaca una casona con soportales y una
casa señorial de fachada renacentista, además de la Iglesia renacentista de
Santiago Apóstol, la antigua Casa Cuartel de la Guardia Civil y el Ayuntamiento
con la torre donde está ubicado el reloj. Esta riqueza e importancia
patrimonial motivó que el 16 de marzo de 1985 se publicara en el Boletín
Oficial de la Provincia nº 63, un Edicto exponiendo la tramitación de un
expediente de Declaración de Conjunto Histórico Artístico de este perímetro que
tiene como conjunto central los edificios mencionados.
Más recientemente, en el Decreto
502/2012, de 9 de octubre, se estableció inscribir en el Catálogo General
del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la
tipología de Conjunto Histórico, un
sector más amplio que el referido anteriormente.
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